Los orígenes del Karate-Do se remontan a la India, donde en monasterios se practicaban técnicas de meditación (Budddismo Zen) tan intensas que abarcaban inclusive viajes astrales y levitación, al ser estas técnicas tan intensas había ocasiones en que el cuerpo no las resistía, motivo por el cual se dieron a la tarea de buscar la forma de fortalecerse. Se dice que en un viaje a China el monje Daruma Taishi encontró en un monasterio una técnica de acondicionamiento físico la cual unió al Zen, dando como resultado las primeras prácticas de Karate-Do.
Taishi, visitó la Isla de Okinawa (la mayor del archipiélago del Ryu Kyu, al sur del Japón) y aprendió una técnica de defensa personal basada en el empleo de las manos y de las piernas: El Zen, además del acondicionamiento físico y las técnicas de defensa personal. Así, se originó la denominada técnica Okinawa-te, con la que se inicia el Karate-Do que actualmente conocemos. Karate- Do significa: Kara: vacío, te: mano y do: camino, es decir, “Camino de la mano vacía”. Se considera como padre del Karate-Do a Ginshi Funakoshi.
A México, el karate llegó a principios de los años 50’s.